Introducción
 
      Las chinitas, como se llama en Chile a los miembros de 
        la familia Coccinellidae, son insectos comunes en todo el mundo 
        y son de los pocos insectos que son identificados fácilmente por 
        cualquier persona, en especial por los niños que acostumbran ponérselos 
        en las manos, y dejarlos vagar de un lado a otro: ‘Mariquita 
        Mariquita, cuéntame los dedos y échate a volar‘ 
       Sus especies son habitualmente conocidas en Chile como 
        ‘chinitas’, en otros países de habla hispana 
        como ‘mariquitas’, ‘vaquitas de San Antonio‘, 
        ‘catarinas‘ o ‘juanitas’ (tal como 
        en Brasil se las conoce como ‘joaninhas’), y en los 
        países de habla inglesa como ‘ladybirds’ o ‘ladybugs’. 
       Adalia bipunctata, especie 
        muy común en nuestros jardines.   
         
       Pero pocas personas saben que existen decenas de especies 
        de este insecto, y que muchas de ellas tienen un aspecto que difícilmente 
        les permitiría reconocerlas como tales. En Chile, se han registrado 
        cerca de un centenar, la que miden desde poco más de un milímetro 
        a alrededor de ocho, de color negro, naranja, rojo o simplemente café 
        amarillento. A nivel mundial, la cuenta se empina cerca de las seis mil 
        especies diferentes, y son abundantes tanto en los países tropicales 
        como en los templados. En nuestro país la mayoría de las 
        especies tienen un tamaño de alrededor de dos milímetros. 
          
        Chile 
        posee una interesante variedad geográfica distribuida en cerca 
        de cinco mil kilómetros de extensión, incluyendo desierto 
        en el norte, zonas templadas de tipo mediterráneo en el centro 
        y zonas lluviosas y frías en el sur. Esto unido a un declive lateral 
        que se extiende desde la orilla del mar hasta la cordillera de los Andes 
        con cumbres que superan los 6000 metros a todo su largo. Su virtual aislamiento 
        geográfico y climático con el resto de Sudamérica 
        en la actualidad y sus contactos con otros continentes en el pasado, le 
        ha significado contar con una fauna con una alto grado de endemismo, tanto 
        así que cerca de un 50% de la especies de Coccinellidae 
        son exclusivas  de este país. 
      
 Paisaje de la  zona central de Chile. Cajón del Maipo.
 Las chinitas suelen identificarse  fácilmente por su pequeño tamaño, sus colores habitualmente anaranjados o  rojos, y su hábito de caminar por las manos al ser tomadas,  recorriendo lo dedos uno a uno. Este hábito ha sido plasmado durante millones  de años como una exitosa forma de recorrer las ramas en busca de presas (ya que  son carnívoras) hasta topar con alguna. Su alimentación está constituida casi  exclusivamente por otros insectos: pulgones, conchuelas, escamas y otros. 
  Coccidophilus sp. especie que se empina apenas sobre el milímetro.
 Otro  elemento propio de las chinitas en comparación de otros coleópteros es que  aunque su superficie puede estar muy decorada y tener incluso una abundante  pilosidad, nunca poseen la variedad de formas ni las extrañas estructuras tan  comunes en otros coleópteros: siempre son semicirculares u oblongos, sin  proyecciones laterales, espinas o cuernos. También su superficie es lisa, sin  estrías, carinas, puntos, protuberancias u arrugas.
 Las chinitas  son siempre diurnas. Aparecen a finales de la primavera, se las encuentra  durante todo el verano y al llegar el otoño desaparecen para invernar. Durante  el invierno se las suele encontrar en   lugares protegidos, en huecos en las construcciones, bajo aleros o en  grietas en la madera, bajo cortezas y entre la hojarasca del piso del bosque. 
 Los estudios  sistemáticos sobre estos insectos en el país han sido tardíos y esporádicos, en  general insertos en estudios a nivel mundial. 
       Larva de Adalia sp. 
       Extrañamente, en el gran trabajo  de Claudio Gay sobre la fauna chilena, la monumental obra “Historia Física y  Política de Chile”, donde se describen alrededor de setecientas especies de  coleópteros del país, solo se mencionan dos especies de esta familia. Fue  Filiberto Germain, entomólogo de origen francés el primero en tratar el grupo  desde una óptica nacional, al describir en 1855 una docena de especies del  país. Lamentablemente para él, muchas de ellas ya descritas por Etienne Mulsant  un par de años antes. Jean Bréthès, eminente entomólogo francés que vivió en  Argentina, hizo grandes avances  sobre especies chilenas a comienzo del siglo XX, estudiando lo materiales colectados por Charles  Darwin en su estadía en Chile a comienzo del siglo XIX.
 Por otro  lado, ha sido abundante el  trabajo desarrollado por entomólogos nacionales en la introducción,  conservación, reproducción y distribución de especies nacionales y exóticas,  orientadas al control de plagas agrícolas y forestales, así como la publicación  de trabajos científicos sobre la distribución de éstas en el país.
 
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